Tu abrigo
Sé del viento tu enemigo,
improvisto ladronzuelo que llega a raptarse,
¡oh, sí, tu tibieza!
de impero carmesí a la ruda crudeza,
ese lecho soberano de tu rostro,
en la escasees del rojo,
corre a mi tierra, mi fiel hombro.
Sé niña tus escalofríos, los siento...
tiritantes y pasajeros
les doy cavidad en mi deseo;
cante el viento, gélida alba,
pétalos de hielo, truncas tus alas;
quietud en reposo las tuyas.
Y es que también sé de mi quijada
oliendo hilo sutil de tu cabello,
el gozo parlante en que vivo
habla de este instante;
hace multitud de orquesta
coro y aplaudo al viento, mi consuelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario