miércoles, 10 de febrero de 2016

Los huéspedes

Quieren las albricias de antaño,
¡un poco de pudor!
 prohibición de calor;
besos y caricias a otro cuarto;
alegatos encerrados para el baño, 
¿gritos de euforia? —¡No por favor!—
en su antojo, el farol eleve y baje;
apuntado para noche un bostezo, 
a media luz baile de honor. 
La flor serpia de noviembre,
en voz baja sublime oración,
ésta susurre por su alma,
si se puede una canción, 
 boquilla de cigarro
para sus labios
humo espiral señal de aquí estoy.
Allí van los translúcidos por la casa, 
naciente ruido.
habla en alto, de viva voz;
caminantes a la escucha
van los que de carne no están, 
más vivos que idos
piden más, y reclaman atención.

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