Sin rosas
Con el tenue cielo;
visión de patriarca,
de aquellos ancestros
convincentes,
dejarte ser tu mismo;
se arrebataron mis pasos,
míos sus embrujados muros.
Lejos está mi destino;
glaucos guerreros con armas;
abrojos que hieren mis rodillas
de inquebrantable fortaleza,
avance y singuen sin queja.
A flor de palma
habla el sutil viento
ya enredado en su blanco cuerpo
saboreando la savia de su alma;
quiero morder su pétalo,
celosamente la arrebata.
Cruje la hiedra;
malhumorada la sequía;
la invasión del canto
de grillos pregunta y pregunta,
¿Quién llega?
¿Quién osa pisar nuestra tierra?
Del estanque pétreo,
cansados de tanto sueño
despiertan los espíritus;
hay vida para consumir
y tiempo interminable
para seguir descansando.
Y entre viejas paredes,
de pie prehispanico,
retrocedo
a las excitantes huellas de los ayeres,
luego duermo.
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