miércoles, 7 de octubre de 2015

EL mirlo

El mirlo

Construyo añil historia
larga y de acero
hela aquí:
allá a lo lejos
junto al horizonte
donde el mirlo dilucido.
Encendió la mañana
en el templo de oración
 el épico sol
y nunca su vuelo
de llamar a su amada.
Es cierto
cristales cayeron
desfortalecidos los santos
añicos los sombreros
de hinojos a bruces
algunos feligreses
mientras su trino
exigía de su ave paradero.
Es cierto
su corazón era revuelo
e iba ciego en su vuelo
picoteó virginidad de corolas
posó en el fuego
tañó agreste la campana
en su pico un sorbo de vino
en sus patas la hostia
y de aquella capilla
de luz no quedó nada.
En el derrumbe crepitante
apuró su retiro
al cenit interrogó por su estima
es,  aclaró
de incandescente plumaje
en el centro de su origen
matiz pardo
trocitos lóbregos sus ojos
rostro de ángel.
Será la del nido en el olmo
la que aplasta un gusano
canta a sus crías
tumultuosos en la paja
relamidos sin guardar silencio.
Allá voló el mirlo
con respiro tranquilo / no pasa nada.
Ya juntos en el olvido de la tragedia
el astro observaba
¡mira el descarado echarme la culpa!
tan sólo por la flauta de su amada.










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