María
María sinuosa transita,
con orgullo y su encanto,
va de calle en calle,
más amplia, más ufana, más divina
sabiendo que su cuerpo
libra el entero mundo
antes de enfrentar cualesquiera, el peligro.
Sabe, siente, intuye...
a escondidas los labios,
pegados a su mocedad de reina
verde su fuente anegada
para libre ejército que conjuga sus aromas
delicia de sus amores
placer suburbano, plugo de sabios y reyes.
Amada María se anda
hoy por hoy intensa y hierba fresca
pasear por los palacios,
rezar , adorar, consumir el pecado prohibido
a donde sea que llegue, con sus pies
en salto perceberante y sonriente.
A de saberse y se sabrá
leyendo sus humos elevados
a alcanzar las luces del cielo
que todos enterados de sus pasos.
A las roturas su diáfana cascada
profunda gota para las heridas
aspirar, suspirar, oxigenarse
un espacio hurtado de su vida.
María sinuosa transita,
con orgullo y su encanto,
va de calle en calle,
más amplia, más ufana, más divina
sabiendo que su cuerpo
libra el entero mundo
antes de enfrentar cualesquiera, el peligro.
Sabe, siente, intuye...
a escondidas los labios,
pegados a su mocedad de reina
verde su fuente anegada
para libre ejército que conjuga sus aromas
delicia de sus amores
placer suburbano, plugo de sabios y reyes.
Amada María se anda
hoy por hoy intensa y hierba fresca
pasear por los palacios,
rezar , adorar, consumir el pecado prohibido
a donde sea que llegue, con sus pies
en salto perceberante y sonriente.
A de saberse y se sabrá
leyendo sus humos elevados
a alcanzar las luces del cielo
que todos enterados de sus pasos.
A las roturas su diáfana cascada
profunda gota para las heridas
aspirar, suspirar, oxigenarse
un espacio hurtado de su vida.
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